Como personas que somos en cualquier situación de la vida, y por tanto la laboral, damos explicación ante las cosas que nos pasan. Es una forma de encontrar un significado que nos proporciona seguridad y, por tanto, sentirnos capaces de manejarnos con la incertidumbre. Nuestro cerebro busca asociaciones entre la información que recibe del exterior (incluso del interior) y la información que ya posee para dar sentido, y sobre eso, nos argumentamos o argumentamos a los demás. Estas explicaciones muchas veces nos las llegamos a creer y actuamos sobre ello.
Por ejemplo, la persona que busca un nuevo trabajo y se da una explicación de tipo “estoy preparada y con ganas de afrontar nuevas experiencias”, va a actuar y tendrá esa “actitud” que muchas veces hablamos como favorecedora. También sabemos que puede causar el efecto contrario, una «explicación» negativa de nuestra situación puede hacer que nos sintamos frustrados y abandonemos las acciones que hacen posible conseguir nuestros objetivos.
Conforme lo que nos damos explicaciones a nosotros mismos, nos comportamos y al final somos así como personas, es decir, nuestra identidad se crea de las historias que nos contamos.
Nosotros construimos nuestras costumbres y luego las costumbres nos construyen a nosotros. Giorgio Nardone.
¿Para qué me sirve esta información a NIVEL PERSONAL?
Primero que nada al ser conscientes de las historias que nos contamos a nosotros mismos y que puede ser que no sea del todo lo que refleja la realidad, sino nuestra realidad, estaría bien ponerlo en duda, y seguidamente, cuestionarse si me está favoreciendo o perjudicando para conseguir lo que yo quiero.
Si me está perjudicando y quiero hacer algo al respecto, puedo utilizar una técnica de la Terapia Narrativa, y que consiste en cambiar la historia que me cuento sobre mi mismo/a, es como cambiar el guion de mi «película». Por ejemplo: Si me considero una persona tímida y esto no me deja encontrar trabajo, es porque mi narrativa tiene elementos de «soy una persona tímida» como principales en mi historia. Así que busco otros elementos que seguramente tengo sobre situaciones en mi vida que he actuado con seguridad o desenvuelta socialmente. Al reunir estos elementos, ¿qué me sugiere entonces esta nueva perspectiva?
Por otro lado, son nuestras explicaciones de la realidad, la que transmitimos a los demás cuando queremos que nos entiendan. Si nos fijamos en la Fábula de “la zorra y las uvas”:
Una zorra ve un racimo de uvas e intenta alcanzarlas. Al darse cuenta de que está demasiado alto, desprecia las uvas diciendo: «¡No están maduras!». Fedro
Es lo que también nos podemos encontrar las empresas, con nuestros compañeros, empleados o jefes. Cuando hablamos estamos haciendo ver a los demás no sólo un contenido, sino una intención, una actitud, en definitiva cómo estoy posicionado ante una circunstancia que se me presenta en el trabajo.
Además de que el tipo de historia que contamos a los demás está hablando de nosotros mismos, también al compartirla tiene un efecto de “contagio”, o más bien de influencia de unos sobre otros. Sucede con los rumores u otras informaciones, opiniones o estilos de contar lo que sucede en la empresa que marca la identidad de ese equipo o de esa empresa.
¿Para qué podemos utilizar EN LA EMPRESA esta información?
Primero y por lo mismo que anteriormente, hay que ser conscientes de las historias que se cuentan en la empresa, ya que muchas veces al estar dentro del sistema no te das cuenta, ya que tu también formas parte de ello. Sobretodo, si somos responsables en la empresa, debemos tener claro qué tipo de historias o narrativas se están contando en mi empresa, y si son las que nos favorecen para conseguir nuestros objetivos, o por el contrario impiden que se innove, que se crezca, o son fuentes de conflicto.
Seguidamente, y si queremos actuar sobre ello, sería cuestión de introducir cambios que nos lleven a conseguir la narrativa que nosotros queremos para conseguir la efectividad, y que poco a poco hará posible que haya coherencia en las historias de las personas que en ella trabajan, compartiendo un mismo significado, y que esté alineado con los objetivos y valores de la empresa.
El lenguaje es acción, no solo descripción. Rafael Echevarria
Por tanto reconozcamos en el lenguaje y en las historias que escribimos con él, la oportunidad para la evolución como personas y en nuestras organizaciones.
Aquí estoy hablando de este tema en el el programa Àgora de RadioAlcoy-Cadena Ser