Si nos centramos en el ámbito laboral, diremos que un profesional es competente para su trabajo si lleva a la práctica determinadas capacidades (técnicas y personales), pero no de cualquier forma, sino cumpliendo unas condiciones:
- Teniendo en cuenta el propósito de lo que se quiere conseguir: utilizo determinadas técnicas de comunicación para que mis clientes estén informados.
- Utilizándolas en el momento justo y en la justa medida: encontrando el momento adecuado para explicarle a mi cliente y sin pasarme o quedarme corto.
- Que me sea rentable: que esta forma de explicar mi producto al cliente, me lleve a unos resultados favorables para mí.
- Teniendo en cuenta cómo afectan los factores de tipo personal: manteniendo una actitud abierta y tolerante ante las diferentes características de cada cliente.
- Teniendo en cuenta el contexto en el que se produce: lo hago de forma diferente si estoy explicando mi producto a una empresa de tipo familiar, que si lo hago en una empresa multinacional.
El que un profesional sea competente no depende sólo de tener conocimientos o experiencia, sino de aplicarlo de forma práctica y eficiente. Aquí es donde encontramos la dificultad o una necesidad de mejora, estos serían algunos ejemplos:
«cuando hablo con un cliente me quedo bloqueado si me pone cara de desagrado», «no siento seguridad cuando quiero defender mi propuesta ante mi superior», «lo paso mal porque tengo la sensación de que nunca tengo terminado el trabajo», «cuando los demás hacen propuestas, yo me quedo parado»
Estamos hablando de situaciones en las que tenemos que poner en práctica nuestras capacidades y no obtenemos unos resultados satisfactorios en lo que hacemos o en la forma de hacerlo. En algunas ocasiones, nos damos cuenta nosotros y en otras, nos las han hecho ver los demás (superiores, colaboradores, compañeros).
El coaching para profesionales es una metodología en la que la persona trata estos asuntos que considera pendientes de solventar, mejorar o desarrollar. Se trata de un proceso de aprendizaje en el que se tiene como referencia lo que cada persona quiere o necesita conseguir en cuanto a estos asuntos, aprovechando y potenciando sus propios recursos.
Realizar un proceso de coaching requiere un compromiso de la persona por querer aprender y mejorar como profesional. El resultado es muy especial porque a la vez que se desarrollan capacidades para el trabajo, se consigue una gran satisfacción personal y una vida mejor.