Actualmente se están realizando muchas investigaciones sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. Aunque no se encuentra una conclusión definitiva sobre cómo funciona nuestra mente, si que se confirma que producimos una actividad neuronal cuando tenemos pensamientos, emociones, creamos imágenes, tenemos sensaciones, etc. Nuestra mente no para de generar estas experiencias internas.
Si nos centramos en los pensamientos que son generados por nuestra mente, su finalidad es que nos ayuden a resolver nuestro trabajo en el día a día, o sea, están creados para funciones ejecutivas. Pero se producen también otro tipo de estados mentales que generan experiencias internas que no cumplen esta finalidad. Según la investigación de las Terapias de la Aceptación y el Compromiso (ACT), se pueden diferenciar tres tipos de pensamientos y que tienen mucho que ver con el estado general de la persona (emociones, interpretaciones o sensaciones físicas):
→ PENSAMIENTOS ÚTILES: Son aquellos que nos ayudan a conseguir nuestros objetivos, van dirigidos a los resultados, apoyados en lo que es importante para la persona; es la funcionalidad ejecutiva y se caracteriza porque estamos enfocados.
*Ejemplo: Cuando estoy realizando un trabajo
y pienso «esto es más difícil de lo que esperaba, necesitaré más tiempo para terminarlo».
→ PENSAMIENTOS POCO ÚTILES o mínimamente importantes: Son aquellos que se suelen superar fácilmente, no frenan la consecución de los objetivos, pero están ahí.Esto podría ser el divagar, o estar en “modo por defecto” en el que nos dejamos llevar por la mente, sin más.
*Ejemplo: Estoy mirando una web con ofertas de trabajo y me aparece un anuncio y me he quedado «enganchado» en él, pensando en otras cosas. Mi mente dice: «voy a lo que estaba haciendo que se me va el tiempo».
→ PENSAMIENTOS ILÓGICOS, NEGATIVOS O DESTRUCTIVOS: Son aquellos que dificultan el que podamos conseguir nuestros objetivos, que nos niegan la posibilidad de seguir adelante, como si se nos bloqueara el sistema operativo.
*Ejemplo: Tengo que presentar un proyecto y pienso «ya he vuelto a dejarme este trabajo para última hora y va a salir mal, siempre me pasa lo mismo».
Nuestra forma de pensar actual, es un resultado de lo que hemos aprendido en el pasado, si hemos aprendido mayoritariamente sobre fórmulas útiles, o si lo hemos hecho sobre pensamientos destructivos.
Si queremos favorecer la consecución de nuestros objetivos, no se tratará tanto de no tener pensamientos destructivos, ya que están ahí queramos o no, y las cosas nos afectan, queramos o no, sino de no quedarse enganchados a ellos, que no controlen nuestras conductas y nuestras formas de hacer.
¿CÓMO LO PODEMOS HACER?
1.Darnos cuenta de cómo son mis experiencias internas. A continuación hay algunos pensamientos que suceden a las personas que buscan trabajo. Unos son más limitantes y otros son más favorecedores:
-Si hablo de mis puntos fuertes, voy a quedar como una persona vanidosa.
-La experiencia que piden en este trabajo es más alta de lo que me imaginaba, voy a ver qué hago con esto.
‐ No está bien pedir favores a los demás porque los molesto.
‐ No sé si ha quedado muy bien mis datos en el curriculum.
‐ No se me da bien venderme.
2. Una vez que he descubierto mis pensamientos limitantes o desfavorecedores, hay que «ponerlos a prueba» sobre si es real ese pensamiento, como una forma de desmontar la construcción o relación mental que se realizó en algún momento de nuestra vida. Una manera muy sencilla es, decir la frase y luego “puede que si o puede que no” detrás de cada pensamiento:
‐ Si hablo de mis puntos fuertes, voy a quedar como una persona vanidosa. “puede que si o puede que no”
‐ No está bien pedir favores a los demás porque los molesto. “puede que si o puede que no”
‐ No se me da bien venderme. “puede que si o puede que no”
No buscamos eliminar los pensamientos, sino que buscamos es la flexibilidad que permita que poco a poco vayamos encontrando los pensamientos que nos dirigen hacia una dirección más productiva.
Todos estos pensamientos o experiencias internas se expresan de manera habitual para nosotros, y también se reflejan en nuestras conductas, en cómo nos comportamos.
Así que cuando nos escuchemos a nosotros mismos o sintamos cómo estamos o lo que nos pasa, habría que preguntarse ¿LO QUE ME DIGO ME LLEVA A CONSEGUIR LO QUE YO QUIERO?
Referencias sobre La terapia de aceptación y compromiso (ACT). Hayes, Strosahl y Wilson, 2011; Wilson y Luciano, 2002.
Aquí me podéis escuchar hablando de este tema en el el programa Àgora de RadioAlcoy-Cadena Ser