En el equipo de trabajo de Quiero, en ocasiones hemos hablado de la importancia que tiene el entorno familiar y social de la persona que está buscando trabajo, o decidiendo sobre su futuro profesional: cómo le afectan los comentarios, cómo son recibidos los consejos, cómo responden más a las expectativas externas más que a las de uno mismo. Hoy hablamos de cómo relacionarnos con las personas que tenemos alrededor que están en situación de búsqueda de trabajo y cómo hacer que nuestra ayuda sea efectiva.
La persona que busca trabajo vive una situación de incertidumbre y un estar “a prueba” personalmente que es fácil caer en la inseguridad y pérdida de confianza en uno mismo. Hay personas que ante esta situación activan sus recursos personales y piden la ayuda o se mueven para conseguir lo que necesitan por ellos mismos, tienen capacidad de resiliencia.
Otras personas pueden tender a pensar que uno sólo puede con todo; otras personas pueden no querer mostrar debilidad o no quieren “molestar” a los demás; o pueden no tener habilidad para decir sí, estoy de acuerdo, o no… a lo que el entorno te expresa o espera de ti. Esto crea una respuesta poco efectiva que le hace entrar en un ciclo de actos reactivos en vez de proactivos, y que van desarrollando mayor estrés.
La forma que tenemos los demás para ayudar a la persona que está en búsqueda de trabajo y pueda activar sus propios recursos es a través del apoyo social, con lo que se ha comprobado en estudios cómo favorece a afrontar situaciones estresantes, a nivel neuroendocrino (aumentando dopamina) y por tanto la capacidad de respuesta efectiva.
El sentirse apoyado socialmente es saludable y efectivo
¿y cómo puedo apoyar a las personas que tengo a mi alrededor?
En la teoría del apoyo social se han determinado tres funciones básicas (Barrón, 1990a, 1990b, 1992; Barrón, Lozano y Chacón,19.88):
a) El apoyo emocional:
Escuchar y tener un verdadero interés por lo que nos cuenta el otro.
Valorar el esfuerzo que hace, reconocer
Transmitirle comprensión y respeto con sensibilidad
• Favorece confianza y autoestima en el otro.
b) El apoyo material, que se refiere a la ayuda concreta con acciones concretas:
Preguntamos: ¿De qué manera te puedo ayudar?
Ofrecemos alternativas y acciones que les faciliten «el hacer»: acompañamiento, enseñanzas.
Ofrecer opinión, pidiendo permiso “por si te sirve…”
• Favorece la sensación de capacidad, amplía el poder de actuación en el otro.
c) El apoyo informacional, relativo a la información, orientación y consejo:
Interesarse por la información que necesita y que le podamos aportar. Ayudarle a comunicar sus propias preferencias, intereses: ¿Qué estás buscando? ¿Con quién te gustaría contactar? ¿Por dónde estás mirando? ¿Qué es lo que te interesa?
Interesarse por lo que quiere o le interesa, para servirle de contector. Es muy importante que sepamos bien su situación por si en algún momento podamos tener algo interesante para esa persona. Si no nos lo dice, hagamos de «buen conversador» e indaguemos hasta que nos quede claro.
• Favorece la posibilidad de nuevas alternativas, o perspectivas, le ayuda a concretar y relativizar las situaciones.
Estos tres aspectos se interrelacionan retroalimentándose unos a otros: todo afecta a todo.
Es decisión nuestra cómo actuar ante la persona que busca trabajo, ¿ le ayudo a activar su estrés o su resiliencia?
Aquí me podéis escuchar hablando de este tema en el el programa Àgora de RadioAlcoy-Cadena Ser