Las competencias profesionales son las habilidades que ponemos en marcha para afrontar el trabajo. Hay competencias técnico-profesionales y otras de tipo personal. Ambas las aprendemos a través de la formación y experiencia. Las empresas valoran en gran medida aquellas competencias personales de los profesionales como son la responsabilidad, la capacidad de aprendizaje, el trabajo en equipo, y una muy requerida actualmente que es la iniciativa o la proactividad.
Vamos a hablar sobre esta última, la iniciativa, para que podamos reconocer cómo la llevamos a la práctica, de qué manera mostrarla y cómo desarrollar esta competencia
Primero vamos a definir la INICIATIVA COMO COMPETENCIA:
Se trata de: Identificar un problema, obstáculo u oportunidad y llevar a cabo acciones para dar respuesta. Es la predisposición a actuar de forma proactiva y no sólo limitarse a pensar en lo que se debe hacer en el futuro. (Fuente: Diccionario competencias Barcelona Activa)
Para reconocer en nosotros mismos si tengo esta competencia y CÓMO LA PONGO EN PRÁCTICA, podemos basarnos en estos criterios de validación:
-¿Cómo reacciono ante las dificultades y problemas? Actúo sin esperar que otros me lo señalen, muestro predisposición aportando ideas para la solución, me involucro activamente en las tareas que haya que hacer para solucionarlo. En niveles de responsabilidad mayor: tomo decisiones de manera ágil buscando los recursos necesarios.
-¿Me anticipo los problemas o necesidades? Me informo del funcionamiento de aspectos relacionados con mi trabajo, pongo en marcha acciones preventivas, aporto ideas concretas que contribuyen a mejoras.
-¿Aprovecho las oportunidades? Estoy pendiente de lo que ocurre en el entorno del trabajo o de los recursos, y propongo o actúo para sacar mayor rendimiento a largo plazo.
Para MOSTRAR NUESTRA CAPACIDAD DE INICIATIVA cuando hablamos sobre nosotros como profesionales, debemos hacerlo mostrando evidencias sobre situaciones en las que:
- Hemos afrontado un problema. Por ejemplo: cuando se rompía la máquina intentaba solucionarlo antes de avisar a mi encargado.
- Hemos actuado para prevenir una situación difícil. Por ejemplo: como cada vez teníamos más datos, me hice una tabla de Excel en la que fui organizando información antes de que fuera un caos.
- Hemos aprovechado alguna circunstancia y luego ha sido una oportunidad. Por ejemplo: al escuchar al cliente comentar que le venía mejor que le sirviera el producto en una vendeja, le comenté a mi encargada cómo podríamos hacerlo para otros clientes.
Sobre CÓMO DESARROLLAR LA INICIATIVA, os comparto algunas pequeñas acciones que podemos practicar en nuestro día a día y con las que conseguiremos aumentar nuestra capacidad de iniciativa, a modo de «tips» propuestos por la psicóloga Marissa Glover, en la web psicologia-online.com
→Sé más observador, te va a ayudar a detectar mejor tus necesidades, las de los demás y las situaciones que ocurren a tu alrededor, por lo que te servirá mucho a la hora proponer actividades nuevas y planes de mejora.
→Haz cosas diferentes, te verás en la necesidad de afrontar situaciones que no conoces, activarás tus propios recursos personales y ampliarás tu perspectiva de las cosas, las situaciones y las personas.
→Habla o actúa aunque tengas miedo, las personas valientes no lo son por falta de miedo, sino porque saben hacerlo “a pesar de..” Pregúntate: ¿qué es lo peor que puede pasar?. (Libro recomendado: Aunque tenga miedo, hágalo igual. Susan Jeffers)
→Observa la actitud de otras personas con iniciativa. Date cuenta qué es lo que suelen hacer estas personas, acércate mas a ellas y toma aquello que puede servirte para implementarlo en tu plan de mejora para tener más iniciativa propia.
→Acostúmbrate a tomar tus propias decisiones. Confía en ti mismo/a, sé prudente y acepta el riesgo que el hacerlo pueda implicar para ti. Recuerda que NADIE ES PERFECTO
Aquí estoy hablando de este tema en el el programa Àgora de RadioAlcoy-Cadena Ser